En el corazón de esta prestigiosa organización, el ingeniero geólogo Genaro Stabilito se apresta a celebrar dos años de una gestión que, a decir de sus colaboradores, ha estado marcada por la dedicación y la excelencia. Su llegada a la empresa, tal como él mismo relata con una emoción palpable, no fue fruto del azar, sino una respuesta directa a una ferviente búsqueda espiritual.
Nacido en la apacible Cantaura, estado Anzoátegui, la vida de Genaro tomó un giro inesperado al trasladarse a Ciudad Bolívar para cursar estudios universitarios. Inicialmente atraído por la ingeniería mecánica, influenciado por la labor de su padre, el encanto geológico de la región, personificado en la imponente «Piedra del Medio» que está en el medio del rio Orinoco entre Ciudad Bolívar y Soledad, y el gran atractivo geológico con el que cuenta ese estado despertó en él una curiosidad insaciable. Este llamado, casi vocacional, lo condujo a abrazar la ingeniería geológica en la Universidad de Oriente, un cambio de rumbo que, con el tiempo, demostraría ser providencial.
Su impecable trayectoria profesional se cimentó tras su graduación en 1984, complementada con una especialización en reducción directa en la Universidad Experimental de Puerto Ordaz. Su incursión en el mundo laboral lo llevó desde la docencia en ciencias de la tierra hasta la exigente industria petrolera, donde durante una década, en empresas como la francesa Well Control Logging Geoservices, Core Services, y Petróleos de Venezuela acumuló una valiosa experiencia en el control de perforación de pozos, trabajando en diversos puntos geográficos del país.
Tres décadas de trabajo incansable
Sin embargo, el llamado familiar lo trajo de vuelta a Ciudad Bolívar. La dinámica de su trabajo, con largos periodos en campo, lo impulsó a buscar una estabilidad que le permitiera compartir más tiempo con su creciente familia. Fue así como Ferrominera Orinoco abrió sus puertas a su talento, donde durante 29 años dejó una huella imborrable, transitando por diversas gerencias como la de Calidad, Pellas, y Briquetas, consolidando su experticia en el procesamiento del mineral de hierro. Su conocimiento abarcó todo el ciclo productivo, desde la génesis del mineral hasta su transformación inicial.
Tras una jubilación que no logró menguar su espíritu productivo, Genaro atravesó un periodo de incertidumbre económica. Fue entonces cuando su fe se convirtió en su principal baluarte. Relata conmovido cómo elevó sus plegarias al Señor, buscando una nueva oportunidad para seguir contribuyendo y mantener su calidad de vida. Un ayuno y una oración de cuarenta días culminaron de manera sorprendente. Justo después del Domingo de Resurrección de 2023, recibió la llamada que cambiaría su presente: formaría parte de Orinoco Company, nuestra empresa especializada en mineral de hierro.
La conexión con su actual empleador se gestó a través de recomendaciones por su destacada trayectoria en Ferrominera. Hoy, a casi dos años de su reincorporación al mundo laboral, Genaro Stabilito desempeña un rol crucial en el acompañamiento de las operaciones de explotación, perforación, trituración, transporte y despacho de mineral de hierro, enfocándose en el mercado internacional. Los resultados hablan por sí solos: más de 850.000 toneladas despachadas desde su llegada hasta septiembre de 2024.
De vuelta a la vida
Para Genaro, esta empresa representa mucho más que un empleo. La describe como un espacio que “le devolvió la vida”, una organización de “gran compromiso» y “mística”, donde la creatividad y el alto perfil de su gerencia lo han impresionado profundamente. Menciona con admiración a figuras clave como el señor Jorge Silva, y sus gerentes, Jean Paul Regnault, Jonathan Ovalles, Víctor Yáñez y Leonardo Leefmans, reconociendo en ellos un liderazgo capaz de superar cualquier desafío “no solo vale ser un técnico geólogo para que nuestros proyectos salgan adelante, esto va mucho más allá, y eso lo he aprendido aquí, dónde nada es imposible, porque nuestras fuerzas están puestas en trabajar por lograr todo lo que nos propongamos, y es justamente eso lo que nos ha posicionado en el lugar en el que estamos”.
Con tres hijos médicos y una esposa a la que cariñosamente llama su «novia eterna» después de 34 años de matrimonio, Genaro Stabilito irradia agradecimiento. Su historia es un testimonio de una carrera profesional construida con solidez, conocimiento y una fe inquebrantable que lo ha guiado en cada etapa, incluso hasta este nuevo capítulo que celebra con profunda gratitud. El próximo 2 de mayo, la torta que compartirá en la empresa será mucho más que una celebración de aniversario; será un símbolo de la respuesta divina a una plegaria sincera y de una trayectoria que sigue floreciendo con la bendición de lo alto.
La llamada providencial
La trayectoria profesional de Genaro Stabilito, marcada por la excelencia y la dedicación, experimentó un renacer inesperado tras un periodo de jubilación económicamente desafiante. Fue en ese momento de incertidumbre cuando su fe profunda se erigió como su principal sostén. Don Genaro, con la convicción de quien ha depositado su confianza en algo trascendente, elevó fervientes plegarias buscando una nueva oportunidad laboral que le permitiera mantener su calidad de vida y seguir contribuyendo con su vasta experiencia.
Como él mismo relata con una emoción que aún perdura en su voz, inició un periodo de ayuno y oración el miércoles de cenizas del año 2023. Durante cuarenta días, esta práctica espiritual se convirtió en un faro de esperanza. El Domingo de Resurrección de aquel año marcó el culmen de este recogimiento. Lo que Genaro no sabía era que, en el plano terrenal, las gestiones para su retorno al ámbito laboral ya estaban en curso, impulsadas por el reconocimiento de su intachable trayectoria en Ferrominera Orinoco.
El lunes 1 de mayo transcurrió con la serenidad de un día posterior a una celebración significativa. Sin embargo, la mañana del martes 2 de mayo se presentaba como un día cualquiera, hasta que el sonido del teléfono irrumpió en la cotidianidad. Eran las 7:30 de la mañana cuando la voz al otro lado de la línea se identificó como el señor Jean Paul Regnault. La pregunta inicial, «¿Buenos días, el señor Stabilito?», quedó casi suspendida en el aire.
En ese instante, para Genaro, no hubo dudas. Una certeza inexplicable lo invadió. Aquella llamada, en ese preciso momento, tras semanas de intensa búsqueda espiritual, resonaba en su interior como una respuesta directa a sus plegarias. Sin permitir que el interlocutor completara la pregunta, con una convicción inquebrantable, Genaro respondió de inmediato: «¡Yo mismo soy!».
En ese breve intercambio, no existía la incertidumbre sobre la naturaleza de la llamada. No había espacio para la especulación sobre el motivo del contacto. Para Genaro, era meridianamente claro que aquella voz al otro lado del teléfono era el eslabón que conectaba su ferviente anhelo con una nueva realidad. Era la materialización de la respuesta divina que tanto había esperado.
La sorpresa del señor Jean Paul Regnault ante la inmediatez y la seguridad de la respuesta de Genaro fue evidente, pero rápidamente dio paso a la confirmación de lo que su corazón ya sabía: lo estaban contactando por una oportunidad de trabajo en Orinoco Company. En ese instante, la gratitud inundó Genaro, confirmando que su fe había sido el puente hacia este nuevo capítulo profesional.